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Al Norte de la Felicidad

Al Norte de la Felicidad

Autoras: Adi Alsaid
Editorial: Harper Collins México
Páginas: 287 páginas
Precio:
Gandhi $243,  Amazon $279, El Sótano $223.20 y  Porrua $279
ISBN: 978-607-97837-2-3

 

Sinopsis:

Carlos Portillo siempre ha llevado una vida privilegiada y protegida. Ciudadano dual de México y los Estados Unidos, vive en la Ciudad de México con su familia, donde asiste a una escuela internacional de élite. Siempre ha sido obediente a las normas y un orgullo para sus padres: Carlos está más que feliz de seguir la senda conocida. Siempre ha amado la comida y especialmente cocinar, pero sus padres ven esto como un hobby. Cuando su hermano mayor, Félix – que abandonó la universidad para vivir una vida de viajero – es trágicamente asesinado, Carlos comienza a escuchar la voz de su hermano, aconsejándolo y presionándolo para que se rebele contra el plan de su padre. Preocupado por su salud mental, pero sabiendo que la voz es correcta, Carlos huye a los Estados Unidos y logra asegurarse un trabajo con su chef famoso favorito. Mientras trabaja para mejorar sus habilidades en la cocina y perseguir su sueño, comienza a enamorarse de la hija de su jefe, un hecho que podría terminar su carrera antes de que comience. Finalmente, viviendo para sí mismo, Carlos debe decidir qué es lo más importante para él y dónde está realmente su verdadero camino.

 

¿Por qué en El lugar de Beatriz?

Porque en la portada decía “En busca del taco perfecto” y porque el libro fue elegido en 2015 como uno de los mejores libros del año

 

Mi opinión (Excelente, Muy bueno, Me gustó-pudo ser mejor, No vale la pena, Muy malo)

Bueno, en estos menesteres de buscar títulos que tengan que ver con comida, cocina, bebidas o especias…los libros elegidos no siempre salen muy buenos. Que digo buenos, las tramas a veces son superficiales o absurdas.

Lo comencé a leer con reserva, y ohhhhh sorpresa. Salió un buen libro. Muy bueno.

La historia arranca con la búsqueda del mejor taco del mundo y en el proceso sucede una tragedia. Carlos tratará a lo largo de todo el libro, de encontrar su camino (a que se quiere dedicar) y a sobrellevar la muerte de su hermano. Me gustó.

Nos muestra la pesada vida de las personas que se dedican a la cocina, desde el Gerente General hasta el Lavalozas. Una amiga Chef me dijo que todo tipo de emociones se mueven en una cocina…

Es una lectura muy fácil, ligera. Se me hace del tipo juvenil. Nos platica sobre los planes (que le cuesta mucho definir)  de un joven, hijo de familia de dinero, y sobre su pasado en compañía de su hermano, que en todo momento le recuerda que lo importante es dedicarse a lo que lo hace feliz, aunque deje el pulmón en el camino.

Por supuesto no puede falar una historia de amor

 

Algo para recordar

Capítulo 19

Cuando regreso a la cocina, el personal está reunido alrededor de la Chef. Ella está en el paso, esperando que todo el mundo llegue. Sue está a su lado, lista para tomar notas. Me deslizo entre Elías y Memo, fingiendo tranquilidad, como si no hubiera tenido un colapso afuera.

Una vez que estamos todos, tranquilos en general gracias a la calma matutina, la Chef adopta una actitud ligeramente militar. Estoy seguro de que cada vez que habla está a punto de despedirme, despreciarme, hacer un espectáculo de mis ineptitudes.

─ Muy bien, chicos, hoy va a estar de la mierda. Tenemos más reservaciones de las que hemos tenido en todo el verano ─, Toma una tabla de anotaciones ─. Habrá una mesa de diez y otra de doce que llegarán apenas abramos, así que van a patear nuestro trasero desde el principio.

Hay algunos lamentos por eso, pero algunas manos chocan cinco y hay hurras también. Elías se inclina hacia Memo y le susurra en español: ─ ¿Listo?

─ Siempre, papi ─contesta Memo, con una risita, en el mismo idioma.

La Chef mira sus notas, y hay una creciente excitación en el aire. Alguien atrás está afilando un cuchillo, y el sonido metálico reverbera a través de los murmullos de la multitud como un tambor de guerra. ─Van a necesitar energía si van a hacer un turno doble hoy, y eso aplica para cada uno de ustedes, ¿si?

Unas pocas risas y algunos “Si, Chef” más.

─ Así que memo, ─ ¿por qué no haces un friego de huevos revueltos para todos? Debemos tener algunas de esas salsas del especial de la semana pasada, así que fríe lo que queda de ellas. Roberto, Carlos, estos chicos van a usar muchas ollas, y ya saben cuántos malditos vasos usa la gente que viene a almorzar, así que necesitamos que se mantengan en la delantera. Ayúdenlos a mantener sus estaciones libres cuando puedan, y nosotros mantendremos llenos sus vasos de cerveza cuando todo termine.

Alguien palmea mi ghombro, y no puedo evitar ser atrapado por la excitación que recorre la cocina. Mi mente deja de divagar en preocupaciones sin nombre, se enfoca en el presente. La Chef revisa los especiales y luego nos despide diciendo: ─Diviértanse allá afuera ─y todo el mundo vuela para entrar en acción. Las hornillas se encienden, la campana comienza a rugir, los cuchillos golpean las tablas de cortar, como el sonido de un tambor de guerra. Qué mundo.

Y de pronto, todo lo demás se difumina, desaparece en la irrelevancia. Recojo algunas ollas del área de preparación, depositándolas en mi fregadero y luego sigo corriendo por más. Saco algunas bolsas de basura, y escucho el zumbido de la primera orden que sale de las impresoras de cada estación.

La voz de la Chef resuena por sobre el escándalo de la cocina: ¡Orden! Tres omelettes vegetarianas, tres bennys de puerco en tiras, cuatro bennys especiales…

Todos los cocineros responden con un “¡Sí, Chef!” bien coordinado. Hacen pequeños comentarios entre ellos, coordinan sus respectivos ingredientes así que todo llega al plato al mismo tiempo.

Arrojo la basura en el contenedor de afuera y regreso a la cocina antes incluso de que la puerta lateral alcance a cerrarse. Tal vez no esté sosteniendo un cuchillo, a lo mejor soy el que está más abajo en el escalafón, quizá siempre esté loco. Pero ahora soy parte de esta cocina. Pertenezco aquí. Ni siquiera me detengo a ver cómo cocinan las primeras órdenes. Tengo un trabajo que hacer.

Me enorgullezco de cada plato sucio que me llega, como si fuera una cebolla que la Chef me ha pedido que corte. Esto es lo que más he hecho desde que llegué a la isla, probablemente más que dormir, más que cocinar, y me siento bien ahora. Esas luchas me llevarán a alguna parte.

Despacho una charola de tazas de café y copas de champán manchadas de lápiz labial, con los restos pulposos de las naranjas frescas que se usan en las mimosas. Roberto y yo nos comunicamos con dos o tres palabras, siempre en español: ─¿Sartenes primero?

─ Sí.

─ Ve a ver ─ dice Roberto, nuestra forma abreviada de ir a ver si alguien necesita ayuda.

Recorro las estaciones con la mirada, tratando de detectar cualquier cosa que necesite atención. Un plato que ha sido dejado a un lado y puede estorbarle a un cocinero, una taza de café que alguien estaba bebiendo y no tuvo tiempo de traer a la estación de lavado.

Si dos cocineros están hablando, no interrumpo, porque sé que, a lo mejor, están tratando de coordinar sus respectivos deberes. Si entro en una estación para retirar un trapo de cocina o sacar su basura, me anuncio en cochinés. ─Voy atrás ─digo. ─ ¡Vengo, está caliente! ─si estoy dando vuelta a una esquina trayendo una olla. Olvídate del inglés, olvídate del español, éste es el lenguaje al que nací para hablar.

La Chef llama “la danza” a toda la actividad que tiene lugar durante el servicio. Y ahora que estoy más cerca de ella de lo que nunca lo estuve, sé exactamente por qué hay una vitalidad en la cocina, un movimiento constante que se siente primitivo y sin embargo mesurado, como un vals frenético. Si tengo tiempo suficiente para estudiar a cualquier persona, así es exactamente como se ve. Vee, por ejemplo: cómo prueba el cocimiento de un pedazo de carne en la parrilla presionándolo, voltea los filetes que lo necesitan, da medio paso a la derechapara checar algo que está hirviendo, y gira hacia atrás para volver a checar su orden, medio giro de vuelta a la parrilla. Podría coordinar sus movimientos con música.

 

Del Autor – Adi Alsaid

 

Adi Alsaid es un autor de ficción para jóvenes adultos, nacida en México (30 junio 1987) , más conocida por » Let’s Get Lost» (una de las diez mejores nominadas a los adolescentes de YALSA en 2015) y » Ever Always» (nominada como un Kirkus Reviews Best Books of 2015) .

Nacido y criado en la Ciudad de México, de padres israelíes, Alsaid asistió a la Universidad de Nevada, Las Vegas, donde estudió marketing. Después de graduarse, pasó un tiempo en Monterey, California, antes de regresar a CDMX donde aún vive. Trabaja a tiempo parcial como entrenador de baloncesto.

 

 

Los Libros de Adi Alsaid

  • Let’s Get Lost (29 de julio de 2014, Harlequin Teen )
  • Nunca siempre a veces (4 de agosto de 2015, Harlequin Teen)
  • Al Norte de la Felicidad (25 de abril de 2017, Harlequin Teen) [6]
  • Breve crónica de otra estúpida angustia (abril de 2019)