Una sencilla, muy sencilla receta. Tan deliciosa que por un par de semanas me olvidé de mis divertículos. ¿tu no tienes divertículos? Intenta pues, prepararlo con otros chiles…más picantes incluso, como el habanero, o menos picantes como el Xalapeño.

¿Aceite? Yo ocupé aceite de oliva, pero bien puedes ocupar uno neutro, de girasol, de maíz (de preferencia de buena calidad). Se me ocurre que incluso con manteca de cerdo debe de quedar muy bien.

El secreto es poner la lumbre muy bajita, como si fueras a cocinar un muslo de pato en su propia grasa. El cocimiento debe de ser lento.

Verás como va cambiando de tono, de verde brillante…

a verde militar y por último completamente obscuro, como si se tratara de chile seco sumergido en aceite.

¿no tienes ganas de hacer salsa para acompañar el desayuno? ¿en casa guisas sin picante porque los niños o alguien convaleciente no lo consume? Sencillamente ¿ya no quieres seguir comprando chiles porque acaban echándose a perder en el refri? Pues bien, esta es una excelente solución.

No requiere refrigerarse, lo puedes tener permanentemente en la mesa en un bonito frasco, o pasteurizarlos en frascos chicos y dejarlos en la alacena para cuando se requieran.

Dado que debes de cubrir completamente los chiles con aceite, si resulta que cuando te los acabas te queda el aceite solito…impregnado del picante ¡imagina una ensalada de jitomate y aguacate aderezada con esta delicia!

La recomendación es que si vas a dejar una olla por dos o tres horas en la lumbre, que valga la pena. Prepara al menos medio kilo de chile.

Va la receta

Chicharrón de Chile Serrano

 

Ingredientes

500 gramos de Chile Serrano muy fresco
Aceite de oliva

 

Procedimiento

Corta trozos de chile de 1 a  1.5 cm.

En una olla coloca el chile rebanado, cúbrelo de aceite de oliva (o el aceite o manteca de tu preferencia). Sube la lumbre a lo máximo hasta que comience a hervir. Debes de estar atento (a) para bajar la llama de inmediato, lo más bajo que te permita tu estufa.

No te desesperes, tarde que temprano comenzará la ebullición.

Déjalo cocinando tantas horas como sea necesario, hasta que el chile se obscurezca y esté crujiente.

Cuando esté listo, espera al menos una media hora para que no esté tan caliente y provoque que tu frasco o recipiente truene.

 

¡Disfrutalo!