Chocolat

Autora: Joanne Harris
Editorial: Duomo Ediciones
Páginas: 295
Precio: Amazon y Porrua $195,  Gandhi y El Sotano$395

ISBN: 978-84-15355-82-3

 

Sinopsis:

El chocolate puede ser mucho más que un placer para los sentidos. A veces, una pecaminosa tentación y otras, una forma de acercar los sueños a la realidad. Vianne Rocher y su hija Anouk llegan al pueblo de Lansquenet para abrir una chocolatería frente a la iglesia. Vianne es alegre y desenfadada, sensual y misteriosa y parece poseer extraños dones.

Para el cura Francis Reynaud, la presencia de esta singular mujer no puede ser sino el primer paso para caer en la tentación y el pecado. Para Vianne, sin embargo, el chocolate es algo más que un placer para los sentidos: gracias al chocolate, las penas se hacen más llevaderas, los secretos más íntimos y los sueños, quizás, se vuelven reales.

 

¿Por qué en El lugar de Beatriz?

Chocolate ¿Necesito más motivos?

El libro está repleto de citas sobre diferentes tipos de chocolate: chocolates para beber, bombones, adornos, huevos, animalitos. Y remata con el capítulo sobre el festejo de Armande. donde platillos tanto salados como dulces.

Me recordó el Festín de Babette…

 

Mi opinión (Excelente, Muy bueno, Me gustó-pudo ser mejor, No vale la pena, Muy malo)

Muy bueno.

Joanne Harris nos narra en Chocolat la historia de Vianne Rocher y su hija Anouk que llegan al pueblo de Lansquenet para abrir una chocolatería. El libro está narrado en dos versiones, la de Vianne y la del párroco Francis Reynaud.

El bien y el mal…según el párroco.

La chocolatería, que se establece frente a la iglesia del pueblo, se convierte en un espacio de consuelo y confort para algunos de los habitantes de Lansquenet, siempre controlados por la mirada inquisitiva del párroco.

En el confortable establecimiento, con un chocolate caliente en la mano, se dan oportunidad de cuestionarse si son felices, si han estado haciendo lo correcto, si quieren hacer algo diferente, si pueden creer

Esto por supuesto para el párroco se vuelve una lucha de poder, en donde el mundo en el que se mueve Vianne es la representación del mal, y el chocolate es su estandarte. No obstante que en este lado del «bien» está el párroco (supuestamente, porque en realidad nos muestra el lado obscuro del ser humano, principalmente el ego, el rencor, la manipulación, el falso sacrificio), tambien es cierto que Vianne y su hija Anouk no son religiosas pero por supuesto que están muy lejos del «mal» y de lo que el párrafo se ha empeñado en etiquetar como la tentación andante.

Joanne Harris comenta en el postfacio que cuando comenzó a darle forma a la historia, pensó que la cuaresma era el momento ideal para aterrizar. Ella no entendía cómo fue que la Semana Santa pasó de ser festejo (grandes comidas y celebraciones) para convertirse en ayuno y negación de uno mismo.
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¿quién debería de leer Chocolate?

A quienes les gusta las historias fantásticas, los hechizos, los sueños imposibles de alcanzar y que se hacen realidad, las relaciones humanas y por supuesto a quienes les guste el chocolate y la cocina francesa (nada más chequen el párrafo «para recordar»)

 

Algo para recordar

La siguiente narración se refiere a la celebración del cumpleaños de Armande, y la comida la elabora Vianne. Las imágenes las saqué de la red, y pongo la liga como reconocimiento al origen, pero por supuesto la receta la elegí yo en base a lo descrito. Un tanto con la idea de ilustrar cuan sugestivos son los postres y platillos que nos platica la autora.

 

Vuelvo a los fogones y me quedo un rato sin oír nada.

Se trata de una habilidad que he aprendido sola, nace de una obsesión. A mi nadie me ha enseñado a cocinar. Mi madre preparaba hechizos y filtros, pero yo sublimé sus habilidades convirtiéndolas en una alquimia más sabrosa. Mi madre y yo no nos parecimos nunca. Ella soñaba que volaba, perseguía encuentros astrales y esencias secretas; yo estudiaba las recets y las carts que afanaba en restaurantes en los que nuestros posibles no nos permitían comer. Ella se burlaba con aire bonachón de mis preocupaciones carnales.

─ Tenemos suerte de no poder ir a esos sitios ─ solía decirme ─. De otro modo te pondrías como una vaca.

Soupe de tomates a la gasconne

¡Pobre Madre! Cuando el cáncer se comió lo mejor de ella todavía se vanagloriaba de haber perdido peso. Y mientras se dedicaba a echarse las cartas y a farfullar no sí qué cosas en voz baja, yo revisaba mi colección de fichas de cocina y salmodiaba nombres de platos que no había probado en mi vida como quien entona mantras, igual que si fueran fórmulas secretas de vida eterna. Boeuf en Daube. Champignons farsis á la gréque. Escalopes á la Reine. Créme caramel. Schokoladentorte. Tiramisú. En la cocina secreta de mi imaginación los preparaba todos, los ensayaba, los cataba, iba ampliando la colección de recetas dondequiera que fuéramos, las pegaba en un álbum como fotografías de viejos amigos. Aquellas recetas daban sentido a mis vagabundeos los brillantes recortes relucían en las páginas manchadas como señales de tráfico que jalonasen nuestro viajar errabundo.

Tartelette Méridionale

Ahora vuelvo a revisarlas como amigos largo tiempo olvidados.  Soupe de tomates a la gasconne, servida con albahaca fresca y una tajadita de tartelette méridionale, hecha con pâte brisée de bizcocho y aderezada con aceite de oliva, anchoas y sabrosos tomates locales, guarnecidas con aceitunas y cocida lentamente hasta que los sabores se concentran y alcanzan un nivel casi imposible. Vierto el Chablis de ochenta y cinco en vasos altos. Anouk bebe limonada del suyo con un aire exagerado de mundanidad. Narcisse se interesa por los ingredientes que he empleado en la tartaleta y ensalza las virtudes del grotesco tomate Roussette frente a la insulsa uniformidad del Moneyspinner europeo. Roux enciende los braseros colocados a ambos lados de la mesa y los rocía con limoncillo para ahuyentar a los insectos. Descubro a Caro observando a Armande con mirada de desaprobación. Como poco. Saturada de los aromas de la comida en los que he estado inmersa todo el día esta noche me siento mareada, aunque excitada y extrañamente sensible, hasta el punto de que al notar el roce de la mano de Joséphine en el muslo durante la cena me sobresalto y estoy a punto de gritar. El Chablis está fresco y ácido y tomo más del que debiera. Los colores comienzan a parecer más vivos, los sonidos adquieren una claridad cristalina.

Ensalada Verde

Oigo a Armande alabando la cocina. Sirvo una ensalada verde para limpiar el paladar y seguidamente foie gras con tostadas calientes.

foie gras con tostadas calientes.

Advierto que Guillaume ha traído a su perro y que lo obsequia subrepticiamente con migajas de comida por debajo del impoluto mantel. Pasamos a hablar de la situación política y desembocamos en la cuestión de los separatistas vascos y de la moda femenina, sin olvidarnos de cuál es la mejor manera de cultivar oruga ni de debatir la superior calidad de la lechuga silvestre sobre la cultivada.

Vol-aux-vents

El Chablis pasa muy bien. Sigue después el vol-aux-vents, leve como un soplo de brisa veraniega, a continuación viene el sorbete de flor de saúco seguido del plateau de fruits de mer con cigalas a la parrilla, gambas grises, cammarones, ostras, berniques, centollos y los grandes tourteaux, capaces de cercenar los dedos de un hombre con la misma facilidad con que yo corto una rama de romero, además de caracoles marinos, palourdes y, como remate de todo, una gigantesca langosta negra, presentada en un lecho regio de algas marinas.

sorbete de flor de saúco

La enorme bandeja centellea de colores: rojo, rosa, verde mar, blanco perláceo y morado, tesoros de las exquisiteces que puede guardar la gruta de una sirena y que nos devuelve a todos ese nostálgico olor a sal, que nos retrotrae a los días de la infancia pasados junto a la orilla del mar. Distribuimos tenacillas para las patas del centollo, minúsculos tenedores para los caracoles, platos con rodajas de limón y mayonesa. Imposible de formalismo.

plateau de fruits de mer

Los vasos y la cubertería relucen a la luz de los faroles colgados de la celosía que tenemos sobre nuestras cabezas. La noche huele a flores y a río. Los dedos de Armande se mueven ágiles como los de una encajera con los bolillos y el contenido de la bandeja que tiene delante, en la que va arrojando los desechos, está creciendo a ojos vistas. Voy a buscar más Chablis. Los ojos centellean, las caras se han puesto sonrosadas con el esfuerzo de extraer la evasiva carne de los caracoles de mar. Son manjares que exigen esfuerzo, tiempo. Joséphine ha empezado a distenderse un poco, incluso habla con Caro mientras se pelea con una pata de cangrejo. A Caro se le escapa la mano y un chorretón de agua salada le inunda un ojo. Joséphine echa a reír. Un momento después Caro se suma a la risa También yo rompo a hablar. El vino es pálido y engañoso, en su aparente levedad se esconde la embriaguez. Caro está un poco borracha, tiene la cara arrebolada y del cabello se le sueltan mechones que parecen zarcillos. Georges me oprime el muslo por debajo del mantel y me hace un guiño salaz. Blanche habla de viajes, tenemos algunas ciudades en común: Niza, Viena, Turín. El chiquitín de Zézette empieza a quejarse y ella moja un dedo en el Chablius y se lo mete en la boca para que lo chupe. Armande habla de Musset con Luc, que cuanto más bebe menos tartamudea. Finalmente retiro el saqueado plateau, reducido ahora a montañas de cascajo perlado distribuido en doce platos. Circulan cuencos de agua con limón y ensalada de menta para lavar los dedos y el paladar. Retiro los vasos y los sustituyo por coupes a champagne. Caro vuelve a parecer alarmada. Cuando vuelvo a la cocina la oigo hablar con Armande en voz baja pero perentoria.

fondue de chocolate

Armande la hace callar.

─ Ya hablaremos después Ahora quiero celebrarlo.

Armande saluda al champán con una exclamación de satisfacción.

roulade bicolore

El postre es una fondue de chocolate. Es una fondue que hay que preparar en un día despejado porque, si está nublado, el brillo de chocolate fundido se empaña. Se confecciona con un setenta por ciento de chocolate negro, mantequilla, un poco de aceite de almendras, una crema doble incorporada en el último momento y después se calienta suavemente la mezcla a la llama de un quemador. Después se ensartan en un espetón unos trozos de pastel o de fruta y se sumergen en la mezcla de chocolate. Esta noche he traído toda su repostería favorita, pero lo único apropiado para mojar en el chocolate es el gâteau de Savoie. Caro alega que no puede comer ni un bocado más,pese a lo cual se sirve dos tajadas de roulade bicolore a base de chocolate blanco y negro. Armande lo prueba todo, está roja como la grana y más expansiva tras cada minuto que pasa. Joséphine cuenta a Blanche por qué abandonó a su marido. Georges me sonríe lascivamente por detrás de sus dedos emporcados de chocolate. Luc bromea con Anouk, que está medio dormida en la silla. El perro mordisquea, feliz, la pata de la mesa. Zézette, como la cosa mas natural del mundo, se saca un pecho y le da de mamar a su hijito. Parece que Caro está a punto de hacer un comentario pero, como pensándolo mejor, se encoge de hombros y no dice nada. Entonces abro otra botella de champán.

 

De la Autora – Joanne Harris

Nacionalidad: Reino Unido
Nacido(a) en: Barnsley , 1964
El nacimiento de la escritora británica Joanne Michèle Sylvie Harris, descendiente de un matrimonio compuesto por una madre francesa y un padre inglés, se produjo en Barnsley el 3 de julio de 1964.

Desde pequeña, esta estudiante que recibió formación académica en instituciones como la Wakefield Girls High School y el St. Catharine”?s College de la Universidad de Cambridge (donde se licenció en Lenguas Medievales y Modernas), solía inventar historias y dejaba volar su imaginación a través de los libros que leía. Por eso, cuando surgió la posibilidad de triunfar en el ámbito literario Joanne Harris no dudó en dejar atrás todas las actividades que había realizado hasta el momento (desde desempeñarse como contable y ser bajista de jazz hasta ganarse la vida como profesora de lengua y literatura francesa), para dedicarse por completo a la escritura.

Su primera novela, “The evil seed” apareció en 1989. Desde entonces, esta británica que está casada con un hombre llamado Kevin (con quien tuvo una hija, Anouchka), no ha dejado de publicar relatos cortos, libros de cocina y novelas. Muchos de esos trabajos, con el tiempo, traspasaron las fronteras, le permitieron ganar diversos reconocimientos y hasta consiguieron ser traducidos a una gran cantidad de idiomas, tal como ocurrió con títulos como “Chocolate” (relato que la consagró a nivel internacional tras la aparición de su exitosa versión cinematográfica, una propuesta dirigida por Lasse Hallstrom que fue interpretada por artistas como Juliette Binoche y Johnny Depp), “Cinco cuartos de naranja”, “Zapatos de caramelo”, “Juego de caballeros” y “Runas”.

 

Los Libros de Joanne Harris

El evangelio según Loki, 2015
El perfume secreto del melocotón, 2013
Chico de ojos azules, 2011
Juego de caballeros, 2008
Runas, 2008
El pode en la sombra, 2008
Zapatos de caramelo, 2007
Eau de Toilette y otros relatos, 2007
La abadía de los acróbatas, 2006
La isla de la esperanza, 2003
Cinco cuartos de naranja, 2001
Chocolat, 1999 (2010)