Madame Proust y la Cocina Kosher

Madame Proust y la cocina kosher

Autoras: Kate Taylor
Editorial: Nuevos Tiempos Siruela
Páginas: 416 páginas
Precio: Amazon $598
ISBN: 978-84-9841-651-0

 

Sinopsis:

En el París de fin de siècle, Jeanne Proust, una culta mujer judía casada con un médico católico, escribe en sus libretas todo tipo de acontecimientos personales y generales, aunque el tema más recurrente es su hijo Marcel, a quien sus altas aspiraciones sociales, sus insatisfechas ambiciones literarias y su delicada salud impiden terminar de encajar de la vida burguesa de la época. En la relación de los desvelos de Madame Proust irrumpe el relato de las insatisfacciones de Marie Prévost, traductora de los diarios, cuya obsesión por el documento será un bálsamo contra su amor no correspondido hacia el enigmático Max. La tercera historia que se entrelaza en la trama de esta apasionada novela es la de Sarah Bensimon, una refugiada parisina a quien sus padres enviaron de niña a Canadá para escapar del terror nazi. Instalada definitivamente en Toronto y cada vez más alejada de su marido y de su hijo adolescente, Sarah se refugia en su cocina, donde batalla por reconciliar sus esperanzas y decepciones y por curar las profundas heridas provocadas por la Historia.

 

¿Por qué en El lugar de Beatriz?

La Cocina Kosher es su boleto de entrada, y no me arrepentí.

 

Mi opinión (Excelente, Muy bueno, Me gustó-pudo ser mejor, No vale la pena, Muy malo)

Muy Bueno,

Las tres historias que se entrelazan en este libro te atrapan.

Su principio fue un tanto lento, denso. Me tardé averiguar el método para distinguir las tres historias, que son contadas en paralelo, la historia de estas maravillosas mujeres: Madame Proust, Sarah y Marie.

La primera historia es sobre los diarios que lleva Madame Proust, donde relata el mundo donde se mueve su hijo, el escritor Marcel Proust. Me ha cautivado tanto esta parte, al grado tal que seguramente mas adelante hablaré sobre el libro En Busca del Tiempo Perdido (¡lo confieso! No había oído hablar de él).

La segunda historia es sobre Sarah Bensimon, una refugiada parisina judía que es adoptada por el matrimonio -Los Plot-, nos narra sobre el proceso que significó la migración a Canadá, huyendo de los nazis, a la edad de 11 años. Como la afecta y acaba marcando sus relaciones personales, con su marido Daniel y su hijo Max.

La tercera historia la protagoniza Marie, quién vive eternamente enamorada de Max, y quien será la encargada de traducir los diarios de Madame Proust del francés al inglés.

Las tres historias te cautivan.

¿Y donde entra la comida? A lo largo de todo el libro está salpicado de comentarios sobre almuerzos, banquetes, celebraciones y demás. Pero es sin lugar a dudas cuando Sarah se casa, cuando los banquetes se hacen sentir.

 

Algo para recordar

Paris, 23 de septiembre de 1899, sábado.

Suzanne trabaja de maravilla. Jean y yo comentábamos esta mañana que se ha adaptado muy deprisa y que es muy afectuosa. Supongo que estamos tan habituados a Félicie que nos parece normal que una criada se encoja de hombros o esboce una mueca de fastidio cuando se le propone una cena para invitados, pero es agradable trabajar con alguien que parece ver en los convites especiales una buena ocasión para mostrar su talento. Espero y deseo que Félicie no la ahuyente como hizo con Geneviéve, aunque al menos parece haber aceptado que la nueva se encargará de la mayor parte de las labores de la cocina.

Marie-Marguerite y Anatole vinieron a cenar anoche y Suzanne se lució. La blanquette de vean estaba absolutamente aterciopelada, y ella es lo suficientemente inteligente como para que nadie deba decirle que no se puede servir un budín cremoso después de una espesa salsa como esa, y sirvió una estupenda y crujiente tarta de manzana que elaboró con las primeras manzanas de la temporada. Comentamos el affaire Dreyfus durante la cena. Si bien había pasado mucho tiempo desde la última vez que Adrien y yo tuvimos una conversación sincera sobre un tema tan difícil, Marie-Marguerite no es de las que se arredran ante ningún tema simplemente porque resulte controvertido, y no dudó en decirles a los hombres que se equivocan. Yo estaba diciendo que me entristecía que Dreyfus hubiera aceptado el perdón, pero que me parecía que quienes le criticaban estaban siendo muy duros con él. Por mucho que defiendan el valor de los principios, nadie les ha pedido que cumplan una condena de cinco años en la isla del Diablo. Anatole no puede dejar a un lado su postura oficial y ahora se muestra discretamente silencioso sobre el asunto, pero Adrien y yo convenimos en que Dreyfus no tuvo más remedio que aceptar el perdón y poner punto y final al asunto. Marie-Marguerite defendía una postura más purista y afirmó que espera todavía presenciar un juicio como es de rigor. <<Ya tuvo un juicio justo>>, estalló Adrien; a lo que ella replicó: <<Pero no es un veredicto justo>>.

Envalentonada quizá por el amigable ambiente de nuestra cena en familia, Marie-Marguerite no se contentó con eso y le dijo a Adrien que debería tener más consideración por mis sentimientos a la hora de comentar el asunto. Cuando intenté hacerla callar, ella insistió: <<No creo que debas poner distancia entre tu leal esposa y tú dejando que crea que te has puesto del lado de quienes muestran tan solo un ciego prejuicio contra los judíos>>.

Adrien respondió, como lo ha hecho en otras ocasiones, que creía que el asunto nada tiene que ver con cuestiones de raza o de religión, pero Marie-Marguerite le contestó que, de ser así, debería dejar más clara su desaprobación de la facción antisemita. En ese momento, Anatole decidió intervenir y le pidió que zanjara su intervención. Ella simplemente se limitó a encogerse de los hombros, haciendo caso omiso de su protesta, y respondió: <<Bueno, simplemente intentaba salir en defensa de Jeanne>>, y ahí lo dejamos, pasando a otros temas. Aunque fue un momento tenso, no estropeó la cena. Al parecer por fin somos capaces de aceptar que nuestras opiniones difieren. Y eso es lo que debería hacer toda Francia antes de zanjar el asunto.

Marcel escribe desde Évian para pedirme que le envíe mi ejemplar del libro que La Sizeranne ha escrito sobre Ruskin en el próximo correo, pero no logro dar con él. En cualquier caso, para cuando lo encuentre él ya estará de nuevo en casa.

 

De la Autora – Kate Taylor

Kate Taylor nació en Francia y creció en Ottawa, aunque fue en Toronto, ciudad en la que reside actualmente, donde estudió Historia e Historia del Arte. Después de hacer un máster en periodismo, comenzó a trabajar en The Globe and Mail, labor por la que fue nominada al National Newspaper Awards y por la que recibió en dos ocasiones el premio Nathan Cohen. En la actualidad escribe una columna sobre arte para ese mismo periódico. Por su trabajo como escritora ha merecido también varios premios, como el Commonwealth Writers Prize for Best First Book (Canada/Caribbean region), y el City of Toronto Book Award, ambos por Madame Proust y la cocina kosher.

 

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