Llevo más de treinta años viviendo en Ciudad de México y durante la mayoría de estos años dejé de consumir tortillas. En Poza Rica estaba acostumbrada a sentarme a la mesa mientras las tortillas se hacían a mano en casa (bueno, en maquinita prensadora, pero en comal, nada de comprarlas en tortillerías). El sabor es considerablemente diferente.
Como aquí no tenía tiempo de comprar masa y mucho menos de hacer las Tortillas, me volví consumidora-catadora del buen pan.
Tortillas
Eso cambió. De cinco años para acá comencé a hacer tortillas, enchiladas, pellizcadas, chilaquiles. Al principio fue difícil, porque insistía en humedecer de más la masa (yo recordaba que así le hacía chila), y por lo tanto a mis tortillas siempre le faltaba un pedazo. Conforme hacía y hacía tortillas, disminuía el agua de más, hoy le pongo la mínima indispensable, nada más para hacer la masa flexible.
Y cuando descubrí que podía hacer mis tortillas de sabores, excuso decir.
Ideas
Esta pequeña nota es para darles idea hasta donde podemos llegar. Lavar muy bien hojas y flores, para colocar una en la tortilla apenas ligeramente aplanada. Flor de Calabaza, cilantro, epazote. Y entonces sí, la dejas tan delgada como tu destreza de su manejo te lo permita.
También pueden hacer licuado con espinaca, cilantro o epazote (un manojo grande), jitomate deshidratado (licúalo lentamente, y con poquitas piezas, para que no le añadas mucha agua), chiles secos como el guajillo o el ancho (primero se les quita las venas y las semillas, se tuesta, se remoja y se licua). Hasta con frijoles negros o bayos.
El chiste es utilizar la licuadora de mano o la pica lica, para añadirle el menos líquido posible para procesarlo. Y si tienes que usar la licuadora, hazlo de poquito en poquito y lentamente.
Y por supuesto revolver con la masa sin batir. Así le llaman a la masa que venden en la tortillería, como ellos la reciben, sin haberle agregado agua y metida en la máquina para revolverla, para batirla.
Y si no encuentras de otra más que la batida, déjala reposar un día en el refrigerador, para que se seque y entonces sí, procede a revolverla con el puré de frijoles, de espinacas, de chile seco, de epazote. Con medio kilo de masa de sabor te salen hasta veinte tortillas de buen tamaño.
Estas tortillas para quesadillas quedan muy bien, ya llevan el ingrediente adicional en el producto. Además de que quedan muy vistosas. Y en cuanto a hermosas, imagínatelas con la hoja prensada.
¿No eres muy diestra en hacer tortillas?
Comienza haciendo tlacoyos, gorditas. Un poco más gruesas y que lo mismo puedes hacerlas de sabores o decorar con hojas. Poco a poco, con el tiempo, te vas aventurando a hacerlas tan delgadas como lo marca los cánones de la decencia. Aunque para una buena tortilla, nada está dicho. He comido muy delgaditas, como las de mi madre, y unas tan gruesas que parecen bocoles, en la Birria de la Pro-hogar. Igual te saben a gloria acompañando un humeante plato de birria, o con mole, o con un asado de boda. El chiste es que sea una tortilla fresca (recién hecha en comal). Mucho mejor que una de tortillería.
Cuando pruebas una tortilla hecha a mano, ya nada vuelve a ser igual.
Son ideas.