Reseñas de libros, revistas y restaurantes
Día 2 – La Panadería Encantada
La Panadería Encantada
Título original: Wizard Bakery
Autora: Koo Byung-mo (coreana)
Editorial: Nostra Ediciones
Páginas: 230
ISBN: 978-607-8237-94-4
Precio: Amazon $245 y Gandhi $156
Sinopsis:
En ocasiones, salir corriendo de casa para escapar no es la mejor solución a los problemas, pero si tienes un vecino panadero que te dé asilo por un tiempo, tal vez las cosas sean diferentes. Descubre la magia que se desata al probar las delicias encantadas de esta panadería, donde su dueño te mostrará que toda decisión que tomes tendrá consecuencias.
¿Por qué en El lugar de Beatriz?
¿Panadería? Pues sí, me sonó a que debía leerlo. Imaginé que se trataba de un libro de Fantasía, juvenil. No es mi fuerte pero igual me interesó por el título, la portada que es una galleta de jengibre.
Mi opinión (Excelente, Muy bueno, Me gustó-pudo ser mejor, No vale la pena, Muy malo)
Muy bueno.
Es mi primer libro coreano, y lo quise leer para participar en el Marzo Asiático organizado por MagretAjosTiernos en su canal de YouTube, que se trata de leer libros de autores Asiáticos.
He batallado para determinar en que rango colocarlo.
A la mejor estoy un tanto obsoleta en la clasificación de los libros juveniles, pero definitivamente no es un libro para niños.
Es para jóvenes porque a pesar de la fantasiosa historia, también está lleno de mensajes, moralejas y responsabilidad.
La trama gira alrededor de un chico que tiene problemas en su casa. Por cierto, nunca aparece el nombre del niño.
Su madre muere, su padre se vuelve a casar, más por conseguir quién lave, planche y cocine que por amor. La elegida es una maestra que se apellida Be, que tiene una niña pequeña, Muji (los únicos personajes con nombre). La madrastra trata mal al niño, y el papá lo permite. Por eventos desafortunados (lo acusan de un crimen que no cometió) él niño tiene que huir de su casa, y se refugia en la panadería de su barrio, que abre las 24 horas del día. Entra y pide refugio al panadero, que cuando lo ve golpeado, le da espacio para que pase la noche. Allí se quedará varios días, enfrentando a sus miedos.
El panadero que resulta ser un poderoso Mago, se hace acompañar del pájaro azul (de noche)– niña (de día) y los panes que elabora en la panadería encantada son peculiares: un pudín para la mente, una magdalena de piña para el corazón roto, un panque de huevo para los negocios.
Está lleno de fantasía, pero también tiene un lado obscuro en el que te puedes topar con tripas, con la muerte, venganza, y resentimiento.
El poderoso mago no solo ayuda a la clientela, quienes hacen sus pedidos via web, para resolver los problemas del día a día, sino que les insistirá que hagan frente con sus propios medios…o que se atengan a las consecuencias de sus decisiones.
Ten cuidado con lo que deseas porque todo conlleva una consecuencia, parece ser la consigna.
Algunos panes a la venta te ayudan con los negocios. Pero hay que sus ingredientes mágicos te permiten dañar a las personas. Galletas que te hacen un doble para que tu puedas ausentarte de la escuela o del trabajo o la galleta diabólica de canela que puede provocar incluso la muerte.
Es una novela juvenil con un tema original y diferente. Lleno de magia (que siempre tiene una consecuencia) pero también de obscuridad (el abuso y maltrato infantil). Me recordó aquel libro de Stephen King, La tienda (mas por los productos que allí se vendían, y que el precio a pagar era caro).
Si bien, el pan y las galletas están a la orden del día y nos da “recetas”, en realidad lo que muestra son los ingredientes (los de verdad y los mágicos) con los que se hacen los productos que se venden en la Panadería Encantada, sin las proporciones, por supuesto.
Con una narrativa en primera persona, ágil y que te mantiene siempre interesado, nos maneja un final que tú puedes elegir entre dos posibilidades paralelas, ambos llenos de esperanza. Un monumento a la toma de decisiones responsable, a la verdadera amistad y a la fe en la familia (familia no sanguínea)
Algo para recordar
Ramita de Avellano
Todo comenzó con la maestra Be y su hija de siete años.
Por conveniencia la nombraremos maestra Be. Por un tiempo la llamé madre como muestra de respeto por ser la esposa de mi padre, pero, ya que nuestro punto de unión crujía como huesos dislocados, no tenía sentido decirle así. Se volvió innecesario poco después del primer encuentro. Además, éste no es un apelativo incorrecto, puesto que su apellido era Be y era maestra de escuela primaria.
Llegó a mi casa cuando yo tenía nueve años: la edad más adecuada para empezar a distinguir entre la realidad y los cuentos.
En la infancia no se puede hacer esta distinción porque la capacidad cognitiva no está desarrollada. Sin embargo, al pasar de una edad determinada, la personalidad sufre un complejo estado de confusión debido al deseo de abstraerse de la realidad y al síndrome de Peter Pan que todos tenemos en mayor o menor grado. La mayoría de las personas, después de un periodo de confusión no muy largo, se olvida de los cuentos y lleva una vida común y corriente. De los restantes, unos pocos se cuelgan del techo o se vuelven locos. Yo no era parte…
…de la mayoría, pues a los cinco años perdí los cuentos entre una multitud de gente en la estación de Cheongnyangni. En cuanto metí mis manos en los bolsillos de la chaqueta, pude tocar la realidad en la escueta forma de cuatro monedas de quinientos wones, un pan en una bolsa de celofán muy inflada y un paquete de pañuelos de papel de mala calidad que repartían como artículo promocional de un karaoke.
A mi padre le daba vergüenza casarse por segunda vez de manera lujosa, así que solo quería que comenzaran a vivir juntos. Pero la maestra Be insistió en celebrar una boda fastuosa en que burbujas de jabón y niebla de hielo seco bailaran un vals ante sus ojos. Dijo que ella no era una pobre mujer que se había fugado de noche con él, porque no le quedaba más opción, ni una viuda secuestrada. Por lo tanto no quería vivir sintiéndose avergonzada ni conformarse con un simple registro de matrimonio. Y añadió que yo debía ser quien le entregara las flores como gesto de felicitación.
Tal vez fue una especie de declaración: “Yo no soy una criada mugrienta que viene aquí a darte de comer y lavar la ropa, sino la esposa de tu padre en toda la extensión de la palabra. Así que abre bien los ojos y date cuenta de que, ante todo, me debes respetar como madre”.
Si ella hizo de forma tan discreta una declaración así de importante -¡aunque en mis oídos resonó el eco de sus palabras sin disfrazar!-, es porque también debía estar preocupada. ¿Acaso pensó que yo la rechazaría como los adolescentes de las telenovelas, que le diría que no podría llamar madre a alguien como ella y que me negaría a ir a la escuela? ¿Pensó que la haría pasar malos ratos echando arena en la comida o molestándola? ¿Será por eso que por adelantado decidió extirpar de raíz los problemas que suelen suceder en ese tipo de familias?
Si fue así, entonces se equivocó. La ausencia de mi madre no me había pegado tanto como para albergar esos sentimientos, ni llevaba una relación tan íntima con mi padre como para portarme tan mal. No se puede sentir apego por lo que nunca se tuvo o por lo que se perdió muy pronto.
En fin, así fue como comencé a convivir con la maestra Be.
De la Autora – Koo Byung-mo

Nació en Seúl, Corea del Sur. Estudió lengua y literatura coreanas en la Universidad de Kyung Hee, y hoy en día se dedica a la escritura y edición de libros. Desde muy joven mostró interés por las letras. Ganó el Segundo Premio Changbi para escritores jóvenes con la novela la Panadería Encantada, obra que, además, ya ha sido traducida y publicada en inglés y francés.
Libros de Koo Byung-mo
La Panadería Encantada es su único libro
Larousse Pan Artesanal en Casa
Larousse Pan Artesanal en Casa
Autor: Irving Quiroz
Editorial: Larousse
Lugar y Año de la publicación: México 2018
Páginas: 191
Precio: $ 239 Amazon y $239 en Gandhi
ISBN: 978-607-21-1958-1
Sinopsis:
Libro de recetas de panadería internacional. Irving Quiroz es también autor de Panes mexicanos, libro editado por Larousse en 2014. Pan artesanal en casa contiene una selección de panes dulces y salados procedentes de varias partes del mundo, algunos de ellos clásicos, como la baguette, la concha, el croissant o el muffin de blueberries, y otros que en los últimos años han ganado presencia en México, como la fougasse, el hot cross bun o el panecillo chino al vapor. Son más de 50 recetas de panes distribuidas alfabéticamente para distintas ocasiones: complementar una comida o cena; preparar sándwiches o tortas; para el desayuno o la merienda; como botana; para celebraciones especiales, o como refrigerio acompañado con té, café, chocolate o incluso un vino espumoso o dulce. Cada receta incluye una breve introducción sobre el origen del pan y sus características organolépticas, así como datos de interés, mitos, leyendas y hábitos de consumo en torno a él. Incluye información clara y práctica sobre términos y utensilios utilizados en la panadería, tipos de masas, técnicas básicas y el uso de prefermentos, además de una práctica guía para elaborar y mantener una masa madre natural.
¿Por qué en El lugar de Beatriz?
Porque tengo la consigna de hacer nuevas recetas de pan, nacional o recetas extranjeras.
Tengo la teoría de que la única forma de superarse haciendo pan es experimentar, una y otra vez.
Mi opinión:
Este libro es muy interesante porque su diseño es de técnica-receta.
Te menciona las diferentes formas de hacer pan, y ejemplifica con una receta.
Del Autor, Irving Quiroz:

Chef repostero mexicano, autor del libro «Panes Mexicanos» de la editorial Larousse el cual es presentado en Monterrey Nuevo León y la república Mexicana. Los cursos y presentaciones impartidos van dirigidos a instituciones y personas amantes del mundo de la repostería porque «nadie puede resistirse al sabor de un pan recién horneado».
Irving Quiroz es chef repostero mexicano, aprendiz eterno de la pastelería. Ha mostrado su pastelería en diversos festivales en México y en el extranjero.
Es autor del libro «Panes Mexicanos» de la editorial Larousse donde se rinde un homenaje a la panadería mexicana.
Además ha sido representante de México en las olimpiadas Culinarias de Alemania en 2008 y 2012, ha colaborado en el programa de “La Pastelería” que se transmite en Fox Life, donde comparte sus recetas de panadería mexicana.
Su carrera profesional abarca más de 15 años: Gerente del Instituto Tecnológico de Panificación Unilever, Chef instructor de varias instituciones, entre ellas: Centro Culinario Ambrosía, Instituto Culinario de México, Culinaria Pangea, Espai Sucré Mx, invitado especial en el Master de chocolate por la Escuela de Pastelería del Gremio de Barcelona y fue asesor panadero en el Centro Culinario Caterplan de Río de Janeiro, Brasil.
Participante en el programa Top Chef México® 2016. Una producción que resalta los colores, texturas y magníficos sabores de la comida mexicana donde el Chef Irving es el único concursante especializado en la cocina dulce.
Fue Chef Ejecutivo de Theurel & Thomas prestigiada boutique mexicana con especialidad en repostería francesa.
Obtuvo su formación como profesional en gastronomía en el Instituto Culinario de México. Emprendió cursos de especialización en panadería en la École de Boulangerie et Patisserie de París, y en repostería en la École des Arts Culinaires et Hôtellerie, Escuela Ritz Escoffier de París, tiene cursos en chocolatería en Chocolate Academy en Chicago.
La Nariz de Edward Trencom
La Nariz de Edward Trencom
Autoras: Giles Milton
Editorial: La Factoría de Ideas
Páginas: 314 páginas
Precio: Amazon $139 en libro electrónico y Gandhi $315
ISBN: 978-84-9800-469-4
Sinopsis:
Edward Trencom ha ido dando tumbos por la vida, confiando en su infalible nariz para convertir la tienda familiar en la más celebre fromagerie de Inglaterra. La suya no es una nariz corriente, sino una nariz larga, aguileña y provista de un característico abultamiento redondeado sobre el puente: la misma nariz que ostentan todos los hombres de la familia Trencom. Un buen día, Edward tropieza con un cajón lleno de papeles viejos y su vida se vuelve del revés. Descubre espantado que nueve generaciones de su familia han conocido finales trágicos por culpa de sus narices. Cuando se pone a investigar, se ve envuelto en un enigma bizantino sin aparente solución. Y como sus infortunados antecesores, es perseguido por fuerzas hostiles cuya identidad y propósito son un completo misterio. Esta deliciosa novela, primera obra de ficción de Giles Milton, es una suculenta mezcla de Mark Haddon y p. G. WareHouse.
¿Por qué en El lugar de Beatriz?
Este libro tiene un par de años que me lo recomendó Carmen (Saborearte entusiasma)
Hasta ahora me decidí a leerlo, mi primer libro de este autor inglés, Giles Milton.
Mi opinión (Excelente, Muy bueno, Me gustó-pudo ser mejor, No vale la pena, Muy malo)
Muy bueno.
Me encantó. A pesar de que tiene una portada un tanto cómica (“novela de historia, intriga oscura y queso”) malamente me imaginé que el libro podría ser un tanto aburrido. Nada más alejado de la realidad. El estilo de Milton es ligero, una prosa fluida, se lee fácil, y la única parte que debo reprocharle son mis frecuentes consultas en Google sobre toooodos los quesos que nombra, de varias partes del mundo. He hecho mi lista, porque los quiero probar.
El tema de las familias, de las diferentes generaciones, de las constantes repeticiones (¿constelaciones familiares?) me encantan. Y si a eso le añado el misterio…tengo entre manos un libro muy entretenido.
Excuso decir que la nariz ha sido un tema recurrente que disfruto mucho, llámese “El Perfume” de Patrick Suskind o El Olfateador – The Sniffer, la serie ucraniana de Netflix.
Si yo tuviera ese don, no estaría dándome de topes en mi Diplomado Profesional en Vinos para la formación del Sommelier.
Algo para recordar
La primera sensación y la más inmediata que lo asaltaba a uno al entrar en Trencoms era su olor extraordinario. El aroma penetrante del queso impregnaba el aire como si las mismísimas paredes y hasta el techo estuvieran hechos de grandes lonchas de emmental blanco y cremoso. Cada vez que un cliente o un guía cruzaba por primera vez la puerta, el olor del queso les hacía pararse en seco. No era desagradable (en absoluto), pero se necesitaba más de un minuto para que el olfato se acostumbrara a un cambio tan brusco.
Por la mañana temprano, a la hora en la que abría la tienda, era cuando el aire estaba más cargado y maloliente. Era como si, durante toda la noche, los quesos mohosos hubieran estado exhalando en sueños: bostezando, suspirando y respirando vapores rancios y olorosos. Los Trencom estaban convencidos desde hacía tiempo de que, en lo más hondo de su sopor, el stilton eructaba y el roquefort ventoseaba. ¿Y porque no? A fin de cuentas, todos y cada uno de los quesos de Trencoms eran seres vivos: un cúmulo denso y vibrante de bacterias cremosas, azuladas y verdes.
La familia había descubierto hacia mucho tiempo que muchos de los quesos sufrían una misteriosa transformación durante las horas de oscuridad. Por la mañana, cuando llegaban, observaban como los campanudos clochettes (que estaban inmaduros unas horas antes) habían adquirido una pátina de moho nueva y verdosa. Veían que algunos de los couhé-verac se habían despojado como por milagro de sus envoltorios de hojas de castaño, como si estos fueran enaguas o saltos de cama que hubieran dejado de forma lúbrica caer al suelo.
Más de un Trencom se había entretenido pensando en lo que ocurría de noche en el mundo de los quesos. ¿Intentaban los tommes ligar con los picodons? ¿Cortejaban los gaperons a los esbeltos buchetes? Fueran cuales fuesen las travesuras que tenían lugar durante las horas en las que Trencoms estaba cerrado (y de las que nadie podía estar enteramente seguro), los quesos se las ingeniaban para llenar la tienda de un olor matutino característico, aunque ambiguo: la clase de olor ni agradable ni desagradable que de vez en cuando se encuentra atrapado bajo el edredón de dos jóvenes amantes.
─ Buenos días, señor Trencom ─dijo la guía al entrar en la tienda─. ¿Qué tal está esta mañana?
─ Ah, buenos días, señora Williamson ─contestó él, sonriendo a los visitantes─. Sí, sí…Estoy muy bien, muy bien. ─Y era cierto. El señor Edward Trencom, propietario de Trencoms (la décima generación de la familia que ocupaba aquella posición) se hallaba de un humor excelente. Se dio una fuerte palmada en la tripa y a continuación le sacó brillo a su nariz con el pico del delantal. Un par de personas del grupo se rieron por lo bajo al oírlo hablar y otras se miraron al reparar en la curiosa forma de su nariz. Pero la mayoría logró mantener la compostura.
─Aquí tiene, señora Williamson: una lonchita de pencarreg para alegrarle la mañana.
La guía se sonrojó ligerísimamente y se metió el queso en la boca.
─ Y si eso no le pone la piel de gallina ─rió el señor Trencom─, entonces tendremos que recetarle un gran trozo de clacbitou de Borgoña.
La señora Williamson sonrió, el grupo de turistas se echó a reír y el señor Trencom les deseó una visita de lo más agradable.
Del Autor – Giles Milton

Giles Milton (nacido el 15 de enero de 1966) es un escritor británico especializado en historia narrativa. Sus libros han sido publicados en más de veinte idiomas en todo el mundo. Ha escrito nueve obras de no ficción, un thriller, dos novelas cómicas y tres libros para niños pequeños. Es mejor conocido por su título más vendido de 1999, Nathaniel’s Nutmeg , un relato histórico de la lucha violenta entre ingleses y holandeses por el control del suministro mundial de nuez moscada a principios del siglo XVII.
Libros de Giles Milton
La vida según Arnold 2011
La nariz de Edward Trencom: Una novela de historia, intriga oscura y queso 2009
Recetas para Amar y Matar
Esta es la primera escritora Africana que leo, y ha sido una maravillosa sorpresa.
Recetas para Amar y Matar
Autoras: Sally Andrew
Editorial: Grijalbo
Páginas: 444
Precio:
Amazon $355 y Gandhi $119 en libro electrónico
ISBN: 978-84-253-5404-5
Sinopsis:
Intriga, gastronomía y una protagonista maravillosa con las dotes detectivescas de Miss Marple y el amor por la comida de los Montalbano. Una detective a la fuerza que lo resuelve todo gracias a sus agudas dotes de observación, mucho sentido común y unas recetas espectaculares. Tannie María vive sola en su granja en el parque nacional del Pequeño Karoo, en Sudáfrica, desde que enviudó. Es bajita, rellenita (demasiado sobre todo allí donde no toca) y le encanta comer, cocinar y escribir su sección de recetas en el Karoo Gazette. Hasta que los directivos del periódico deciden que los lectores están más hambrientos de consejos para sus problemas que de ideas para la cena. Gracias a la nueva columna semanal, Tannie María descubre que tiene talento y pasión para ayudar a los demás, siempre a través de un delicioso plato. Y eso es lo que le solicita una mujer que necesita apaciguar a su violento marido. Le da la receta, y también un consejo. Cuando días después descubre que esa mujer ha aparecido asesinada, Tannie Marie se involucra en la investigación. Ni siquiera los esfuerzos por protegerla del atractivo policía encargado del caso impedirán que se adentre en un terreno muy peligroso.
¿Por qué en El lugar de Beatriz?
Lo vi varias veces recomendado, por su trama y sus recetas. Me llegó y me salté varios por leerlo
Mi opinión (Excelente, Muy bueno, Me gustó-pudo ser mejor, No vale la pena, Muy malo)
Muy bueno.
Desde el primer momento te engancha. Tiene una buena trama. La ambientación en Sudáfrica, por supuesto que es interesante (el pueblo pequeño donde todos se conocen, los atardeceres con color pastel, el sofocante calor, un asesinato y la comida ¿Qué más podrías pedir?
Al final del libro trae una serie de términos africanos (glosario) que al principio no es agradable, pero acabas aprendiéndotelos (como La Catira, de Cela)
Tannie María trabaja para una publicación semanal con sus recetas. Vive sola, su abusador marido ha muerto y ahora ella puede gozar de los atardeceres en África, con un trabajo que la llena, hablando de lo que más le gusta, la comida. Pero un día, le avisan que las recetas no son importantes para el público, que piden una consejera sentimental. Ella toma la noticia con buen semblante y decide aconsejar y recomendar recetas que curan todo tipo de males. Hace su primera recomendación a Martine…que también tiene un marido abusador. Ella le recomienda dejarlo. Días después Martine aparece muerta…y allí comienza todo.
Me acordé de Miss Marple y de Reportera del crimen, porque Tanni María tiene habilidades detectivescas.
Ella siempre carga con galletas o pasteles o comida para sanar el alma, tiene una habilidad de observación envidiable y una empatía a toda prueba.
Anoche me faltaban 100 páginas, no lo noté. Me dio la una de la mañana leyendo hasta que lo terminé
Veo varios libros que siguen a esta novela, con la misma protagonista, Tannie María (en ingles y francés). El único en español es este, Recetas para Amar y Matar.
¿Quién debería de leer Recetas para Amar y Matar?
1. A quienes les gusta los libros de detectives o misterios
2. A quienes les gusta la cultura africana (muy bonita ambientación, costumbres, comida)
3. A quien le gusta la cocina africana (muchas recetas)
Algo para recordar
Quizá fuera por el brandy, ya que apenas bebo, pero toda aquella noche pasó como un sueño.
Henk Kannemeyer limpió la mesa de la cocina, buscó platos y cubiertos y los colocó en su sitio con esmero. Estuvo pendiente del arroz que cocía al fuego, y cuando este estuvo listo, lo puso en la mesa.
─ Huelo a bredie, pero no lo veo ─ dijo.
Señalé la bolsa de cocción lenta, y tras llevar el estofado a la mesa, lo sirvió en os platos, primero en el mío y luego en el suyo.
─ Come ─ ordenó.
Me quedé mirando el guiso y la mesa con los ojos como patos. Nunca antes había visto a un hombre poner la mesa y servir la comida. Me pareció agradable. El olor del estofado de tomate llegó a oleadas hasta mi y me puse a comer.
─ ¿Cuándo hay que sacar el pastel? ─ preguntó.
No podía creer que hubiera olvidado el pastel. Me había acordado de meterlo en el horno, pero no de sacarlo. Miré el reloj.
─ Dentro de dos minutos ─ respondí.
Y volví a olvidare de él, pero Kennemeyer no.
Cuando terminamos el estofado, puso el pastel espiral de miel y tofe en la mesa, con un par de platos y tenedores pequeños.
Los platos que había cogido eran los de ensalada, no los de postre, pero no me importaba.
─ Tienes buena mano para la cocina, María. Hacia tiempo que no comía tan bien.
Me sonrió. Pero tenía la mirada triste.
El brandy me animó entonces a preguntarle:
─ ¿No tiene esposa, teniente?
La tristeza de sus ojos se convirtió en dolor y entonces apartó la mirada.
─ Era muy buena cocinera ─ respondió, y tragó saliva ─.
Murió hace cuatro años. Cuatro años y tres meses.
─ Lo siento ─ dije.
Lo cual no era del todo cierto. Me alegré tanto de que no estuviera casado que el corazón me dio un pequeño vuelco, aunque al cabo de un momento me sentí fatal por alegrarme. Percibía su dolor incluso desde el otro lado de la mesa.
─ Lo siento, Henk ─ repetí, y esta vez lo dije en serio.
Corté un buen trozo de pastel y lo puse en su plato. La crema de tofe de miel se había filtrado bien por la costra crujiente, y la almendra estaba tostada y caramelizada. Cuando terminamos el pastel nos quedamos un rato allí sentados, escuchando las ranas.
Henk se quedó quieto, mirando la mesa mientras yo recogía y fregaba los platos.
Fue una velada tranquila. Y aunque no hablamos mucho, daba la sensación de que habían dicho muchas cosas.
Entonces, estando allí de pie, en el fregadero, con las manos en el agua jabonosa, aquel hombretón sentado a la mesa detrás de mí y el estómago lleno de una buena comida y brandy, sucedió una cosa de lo más extraña. Sentí una forma distinta de felicidad. Una felicidad diferente a la que experimentaba cuando hacía un buen pastel, veía a mis gallinas o Hattie venía a verme.
Estaba paladeando el sabor de algo que siempre había ansiado comer, pero nunca había sabido como preparar. Después de todo, puede que acabara teniendo una vida de verdad antes de morir.
El teniente Kannemeyer recorrió toda la casa cerrando puertas y ventanas. La de guillotina de mi habitación permitía dejar un poco abierto por arriba y me alegró ver que había dejado un resquicio para que corriera el aire fresco.
Extendió un saco de dormir en el sofá.
─ He preparado una cama en la habitación de invitados ─ dije.
─ Oigo mejor desde aquí ─ comentó ─. Puede que intente entrar por la puerta principal.
Salió al exterior y dio una vuelta por la finca con una linterna. Deshice la cama del cuarto de invitados y puse las sábanas y almohadas en el sofá. Un saco de dormir daría demasiado calor en una noche tan calurosa como aquella y con una simple sábana bastaría.
Me cepillé los dientes y me puse el camisón, la bata y un poquito de pintalabios. Luego fui a darle las buenas noches.
─ Tengo el sueño ligero ─dijo ─, pero si oyes algo, cualquier cosa, despiértame.
Cuando me acosté, me sentí un poco mareada. Puede que fuera por la evaporación del brandy. A través de la puerta de mi habitación, que había dejado entornada, oí como iba al baño y me pregunté si habría traído el pijama y el cepillo de dientes.
Luego lo oí tumbarse en el sofá. Escuché cantar a las ranas y a un búho llamar a su pareja, que respondió a su reclamo.
Entonces percibí un gruñido grave. Me incorporé. Pero no tuve miedo…parecía un ruido propio de un animal, no de un asesino. Salí de la cama y me dirigí a la puerta. El gruñido se oyó más fuerte. ¡Era dentro de casa! A punto estuve de llamar a Kannemeyer cuando me di cuenta de que conocía ese ruido. Era el sonido de un hombre roncando. Fui de puntillas hasta el salón. Henk estaba tumbado sobre las sábanas, completamente vestido, con la boca un poco abierta, roncando de manera pausada. Me quedé allí un momento, observando cómo subía y bajaba su pecho.
De repente, se movió y se incorporó de golpe, pistola en mano.
─ ¿María?
─ Perdona ─ me disculpé─. He oído un gruñido, pero eras tú roncando. Había olvidado…
─ Ad, lo siento ─dijo─. Me pondré de lado.
─ No. No lo hagas ─le pedí─. Me gusta.
Se echó a reír. Con una risa grave y cálida, un sonido mejor aún que el gruñido. Seguía mirándome.
Entonces me di cuenta de que la luz de la luna brillaba a mi espalda. Y el camisón que llevaba puesto era de un algodón fino.
Me puse colorada. Tanto que me ardía la cara. Caminé hacia atrás, tropecé con la pared y regresé a toda prisa a mi habitación.
Cerré la puerta y me metí de un salto en la cama. Ni siquiera mi marido me había visto desnuda. Incluso cuando, bueno, cuando intimábamos, me cubría con la sábana. Henk Kannemeyer me había visto. Con todas mis formas, iluminada a contraluz por el brillo de la luna.
El rubor me recorría todo el cuerpo. Mis pechos, mis muslos…los notaba tan caliente que tuve que tocarlos para asegurarme de que no estaba ardiendo.
De la Autora – Sally Andrew

Escritora y activista social sudafricana, Sally Andrew nació en Ciudad del Cabo. Obtuvo un máster en educación para adultos en la misma ciudad. Al finalizar sus estudios se instaló con su pareja (el artista conocido como Bowen Boshier) en la reserva natural de Klein Karoo, un espacio en el que los humanos conviven directamente con los animales salvajes.
Su carrera como escritora arrancó con gran éxito. Su primer título publicado fue Recetas para amar y matar (Recipes for love and murder). Esta obra obtuvo muy buenas críticas y poco después de su lanzamiento ya había sido traducida a más de una decena de idiomas y publicada en cinco continentes.
Chocolate
Dos Series Coreanas que me han robado el corazón (tengo más, pero no todas tienen a la comida como protagonista, solo estas dos…por el momento) y que les harán poner en sus prioridades el acercarse a la comida coreana. Chocolate, que recién terminó su primera temporada. No se confundan con la película inglesa protagonizada por […]
El Pequeño Larousse de los Vinos
El pequeño Larousse de los Vinos
Autor: Ediciones Larousse
Editorial: Larousse
Páginas: 958
Precio: Gandhi $254 Amazon $271.20 El Sotano $271.20
ISBN: 978-970-22-1753-4
Sinopsis:
Este libro fue pensado para las personas que disfrutan saber cómo degustar un buen vino. La obra está diseñada en un formato compacto que permite un cómodo y fácil manejo. En sus páginas se tratan temas del mundo del vino como: aprender a seleccionarlo de acuerdo con su calidad y estilo, así como por la mejor relación gusto/precio; preparar maridajes; degustarlo, apreciarlo y servirlo; organizar una cava, e información sobre vinos de todo el mundo, incluida América Latina.
¿Por qué en El lugar de Beatriz?
Es un buen libro para consulta, con información elemental y casi siempre, actualizada.
Mi opinión (Excelente, Muy bueno, Me gustó-pudo ser mejor, No vale la pena, Muy malo)
Me gustó-pudo ser mejor.
Me parece que tiene lo elemental, pero si necesito información mas detallada, tendré que investigarlo en algún otro texto.
Maneja buenos mapas vinícolas.
Rapsodia Gourmet
Rapsodia Gourmet
Autoras: Muriel Barbery
Editorial: Seix Barral
Páginas: 188
Precio: Amazon $821
ISBN: 978-84-322-5117-7
Sinopsis:
En el corazón de París, Pierre Arthens, el crítico de gastronomía más célebre del mundo, está a punto de morir. Admirado por algunos y odiado por muchos, Monsieur Arthens lleva años decidiendo el destino de los chefs más prestigiosos, destruyendo y construyendo reputaciones a su antojo. Ahora, en sus últimas horas de vida, su pensamiento se posa sobre algo mucho más sencillo: busca desesperadamente un sabor único, el sabor que un día le hizo feliz. Empieza así un viaje en el que Monsieur Arthens se pasea por los entresijos de su memoria gustativa, se sumerge en los paraísos de la infancia y rememora todo tipo de delicias culinarias. Junto a la voz del propio Arthens escuchamos la de aquellos que han vivido junto a él: familiares, vecinos, amantes, protegidos e incluso su gato.
«Rapsodia Gourmet muestra el talento desplegado en La elegancia del erizo, y trata los mismos temas: clase social, filosofía, Japón y la comida Una sensual novela escrita con una prosa suntuosa y agradable.» Publishers Weekly
¿Por qué en El lugar de Beatriz?
Porque el tema GOURMET lo amerita. En clase de “Comemos lo que Somos” que la tomé en el Claustro de Sor Juana el año pasado, tuvieron a bien leer este texto…exactamente cuando estuve ausente por el viaje de mi grupo de la preparatoria a Querétaro. Me quedé con las ganas y hasta ahora me di oportunidad.
Mi opinión (Excelente, Muy bueno, Me gustó-pudo ser mejor, No vale la pena, Muy malo)
Muy bueno. Este libro me gustó mucho.
Pierre Arthens, el crítico de gastronomía más célebre del mundo, está a punto de morir y su obsesión última es encontrar un sabor que ha probado y a olvidado. El mejor. En este recorrido de sabores, olores, colores y emociones, quedará de manifiesto su inigualable don de disfrutar la vida y de que no sabe compartirla. Todos a su alrededor lo admiran, le temen y mas de alguno, lo odian.
Las diferentes historias que narra la autora en cada capítulo tienen protagonistas y giros diferentes -de allí el nombre del libro, rapsodia: pieza musical característica del romanticismo compuesta por diferentes partes temáticas unidas libremente y sin relación alguna entre ellas- y en estas, Barbery tiene la habilidad de transportarnos frente al plato y hacernos salivar. Pero no solo trata de comida. Los diálogos son escasos, y las descripciones abundantes. Olores, sabores y hasta emociones están a la orden del día. Mas de alguna vez me vi haciendo una pausa para tratar de identificarme en esas situaciones: en los sabores de mi niñez, en el apetito, en los sinsabores de la vida, en lo que ya creí olvidado…
Cuando iba en primaria, a la vuelta de la escuela se encontraba una mini-tienda de abarrotes donde además vendían tortas. Estas no eran precisamente maravillosas, pero en aquel tiempo siempre nos ponían lunch para llevar, y quizás en los 3 años que estuve en la Escuela Miguel Hidalgo, si fueron 3 veces que me dieron dinero para comprar lunch, fueron muchas. Y cuando eso sucedía, yo salía corriendo a la hora del recreo para comprar una torta de salchicha (hoy día no amo la salchicha…porque me enteré de que las hacen). Igual, en esos días no me importaba, hacía cola y mientras la preparaban (2 salchichas partidas a lo largo, colocada en un bolillo untado con mayonesa, por un lado, y muy poquitos frijoles refritos por el otro, chiles en vinagre y rebanada de aguacate) para cuando la ponían en mi mano, duraba no mas de 4 mordidas. El pan muy suave, la salchicha dorada y la combinación de todos esos sabores, me trastornaba. No es que se tratara de la última coca-cola fría del desierto, no. El punto fue recordar un antojo, una salivación, una tripita gruñendo, un anhelo culinario satisfecho. Este recuerdo que les cuento lo logró Muriel Barbery, con la narración del último capítulo. Las tortas de salchicha estaban hasta el fondo de mi subconsciente.

Los capítulos son (la mayoría) muy cortos, y cada uno de ellos lo narra una persona-animal-cosa diferente. Va desde la ama de llaves, el gato, la esposa, los hijos, la amante, la portera, la venus que adorna el estudio del crítico, el querido sobrino, el doctor. O puede ser que se trate del mismo crítico recordando a su abuela, a su abuelo, al vinicultor que le dio su primer trago de wiski, al japones que lo llevó al cielo cuando le sirvió sushi…infinidad de anecdotas.
De repente la historia se estira demasiado, yo habría quitado al menos unos cinco capítulos (incluyendo el de la venus); lo que sale en su ayuda es que, los capítulos son breves y fáciles, muy fáciles de leer.
Algo para recordar
EL ESPEJO
Calle Grenelle, la habitación
Se llamaba Jacques Destrères. Era muy al principio de mi carrera. Yo acababa de terminar un artículo sobre la especialidad de la casa Gerson, ese que habría de revolucionar el marco de mi profesión y propulsarme al firmamento de la crítica gastronómica. En la espera agitada pero confiada de lo que iba a suceder después, me había refugiado en casa de mi tío, el hermano mayor de mi padre, un viejo solterón que sabía disfrutar de los placeres de la vida y al que la familia consideraba un excéntrico. No se había casado, ni siquiera se lo había visto nunca en compañía femenina, hasta tal punto que mi padre sospechaba que fuera <<de la acera de enfrente>>. Había tenido éxito en los negocios y, llegado a la edad madura, se había retirado a una preciosa finca de su propiedad, cerca del bosque de Rambouillet, donde llevaba una vida tranquila ocupado en podar sus rosales, pasear a sus perros, fumar habanos en compañía de algunos viejos conocidos del mundo de los negocios y elaborarse sabrosas recetas de soltero.
Sentado en su cocina, yo lo observaba hacer. Era invierno. Había almorzado muy temprano en Groers, en Versalles, tras lo cual había recorrido las carreteritas nevadas con una disposición de espíritu más que favorables. Un hermoso fuego crepitaba en la chimenea, mientras mi tío preparaba la comida. La cocina de mi abuela me había acostumbrado a una atmósfera ruidosa y febril en la que, en medio del estruendo de las cacerolas, el silbido de la mantequilla fundiéndose en la sartén y el entrechocar de los cuchillos, se atareaba una marimacho en trance a la que tan sólo su larga experiencia confería un aurea de serenidad ─como la que conservan los mártires en las llamas del infierno. Jacques, por el contrario, lo hacía todo con mesura. No se apresuraba, pero tampoco era lento. Cada gesto venía a su tiempo
Aclaró cuidadosamente el arroz tailandés en un pequeño colador plateado, lo escurrió bien, lo echó en la cazuela, lo cubrió con una tacita y media de agua salada, lo tapó y lo dejó en el fuego. Había unas gambas en un cuenco de loza. Mientras charlaba conmigo, esencialmente de mi artículo y de mis proyectos, las peló con concentrada meticulosidad. Ni un solo instante aceleró la cadencia, ni un solo instante la redujo. Una vez despojado el último pequeño arabesco de su coraza protectora, se lavó a conciencia las manos con un jabón que olía a leche. Con la misma uniformidad serena, puso en el fuego una sartén de hierro, vertió en ella un chorrito de aceite de oliva, esperó a que se calentara y dejo caer encima una lluvia de gambas desnudas. Con habilidad, la espátula de madera las acosaba, sin dejar escapatoria alguna a aquellas pequeñas medialunas, las agarraba por todos lados, haciéndolas bailar sobre el aceite oloroso. Luego vino el curry. Ni demasiado ni demasiado poco. Un polvillo sensual que embellecía con su oro exótico el cobre rosado de los crustáceos: Oriente reinventado. Sal, pimienta. Con unas tijeras fue cortando en pedacitos sobre la sartén una ramita de cilantro. Por último, rápidamente, vertió un taponcito de coñac y prendió una cerilla; de la sartén surgió una larga llamarada furiosa, como una llamada o un grito que se libera por fin, impetuoso suspiro que se apaga tan pronto como se ha elevado.
Sobre la mesa de mármol aguardaban un plato de porcelana, un vaso de cristal, unos magníficos cubiertos de plata y una servilleta bordada de lino.
En el plato dispuso cuidadosamente, con una cuchara de madera, la mitad de las gambas, el arroz que antes había servido en un cuenquito minúsculo, prensándolo bien, para luego voltearlo, de manera que formara una pequeña cúpula rechoncha coronada por una hoja de menta. En el vaso se sirvió una generosa ración de un líquido transparente del color del trigo.

─ ¿Te pongo un vaso de Sancerre?
Negué con la cabeza. Él se sentó a la mesa.
Un almuerzo rápido. Eso era lo que Jacques Destrères llamaba <<un almuerzo rápido>>. Y yo sabía que no era ninguna broma, que cada día se preparaba así, con mimo, un bocadito de paraíso, sin ser consciente del refinamiento de su vida cotidiana, como verdadero gourmet que era, auténtico esteta en la ausencia de puesta en escena que caracterizaba su día a día. Yo lo contemplaba comer, sin tocar el plato que había preparado ante mis ojos, comía con el mismo cuidado desapegado y sutil con el que había cocinado, y ese almuerzo que no probé fue y será siempre uno de los mejores de mi vida.
Degustar es un acto de placer, escribir ese placer es un hecho artístico, pero la única obra de arte verdadera, en definitiva, es el festín ajeno. El almuerzo de Jacques Destrères era la perfección pura porque no era el mío, porque no se desbordaba en el antes y el después de mi día a día y, unidad cerrada y autosuficiente, podía permanecer en mi memoria, momento único grabado fuera del tiempo y del espacio, perla de mi espíritu liberada de los sentimientos de mi vida. Como cuando se contempla una habitación que se refleja en un espejo sol y que se convierte en un cuadro pues no está ya abierta sobre nada más, sino que sugiere todo un mundo, ahí en el espejo y en ninguna otra parte, estrictamente circunscrito entre los bordes del azogue y aislado de la vida en derredor, el almuerzo ajeno está encerrado en el marco de nuestra contemplación y carece de la línea de fuga infinita de nuestros recuerdos o de nuestros proyectos. Me hubiera gustado vivir esa vida, la que el espejo o el plato de Jacques me sugerían, una vida sin perspectivas por donde pudiera desvanecerse la posibilidad de convertirse en una obra de arte, una vida sin ayer ni mañana, sin alrededor ni horizonte: el aquí y ahora es algo hermoso, pleno y cerrado.
Pero no se trata de eso. Lo que las grandes mesas han aportado a mi genio culinario, lo que las gambas de Destrères han sugerido a mi inteligencia no le enseñan nada a mi corazón. Spleen. Sol negro.
El sol…
De la Autora – Muriel Barbery

http://www.lecturalia.com/autor/2120/muriel-barbery
Profesora de Filosofía y escritora francesa, Muriel Barbery nació en Casablanca el 28 de mayo de 1969.
Barbery comenzó su carrera dando clases de Filosofía en la Universidad de Borgoña pasando más tarde por Saint-Lô. En 2000 publicó su primera novela, Una golosina, pero el éxito internacional le llegó en 2008 con su segundo libro, La elegancia del erizo. Este libro se convirtió en un auténtico best-seller en Francia, con 30 ediciones y más de un millón de libros vendidos. El libro fue adaptado al cine por la directora Mona Achache.
En la actualidad, tras trabajar varios años en Japón, Barbery se dedica por completo a la literatura y reside en la ciudad de Touraine. En 2015 publicó su tercera novela, La vida de los elfos y su último libro se titula Un país extraño.
La obra de Barbery ha sido traducida a más de diez idiomas y ha recibido premios como el George Brassens, el Prix des Libraires, el Armitière o el Ville de Caen, entre otros muchos.
Libros de Muriel Barbery
Un país extraño, 2019
La vida de los elfos, 2015
Rapsodia Gourmet, 2010
La elegancia del erizo, 2006 (2007)
Una golosina, 2000 (2002)











